Inauguración: miércoles, 17 de abril, a las 18 h
En la obra que presentó en el 2017 hablábamos de una pintura que se manifestaba sin divagar, bien trabajada, que no planteaba simbolismos abstractos de ningún tipo; y así sigue, con una paleta de lectura fácil, respirando naturalidad, como es él.
En la obra de este año aplica la misma devoción -actitud insoslayable, viniendo, como es su caso, del mundo del excursionismo- sin buscar nada más que la belleza que ofrece la naturaleza. El Plàcid trabaja manteniéndose fiel a sus principios, que son los de la tradición paisajística, y lo hace con pincelada suave tratada con auténtica devoción de enamorado.
En la exposición que ahora presenta, sin embargo, hay algo más que naturaleza y descubriréis una interesante novedad en la evolución de su obra actual. Preocupado para buscar otras temáticas que puedan enriquecer su bagaje de artista, ha empezado una nueva experiencia entrando en el campo del retrato, donde invierte toda la pasión manifestada en el paisajismo con el añadido de introducir una extrema pulcritud tanto en el trazo como en el color, consiguiendo algunas expresiones de una intensidad subyugante que te dejan atrapado. El Plàcid no tiene remedio: no para.